jueves, 24 de noviembre de 2011

Ensayo Taller Documentación Visual (1984-1999) - Seminario de arte contemporáneo

× El libro Taller Documentación Visual (TDV) tiene la función de recopilar, seleccionar y criticar el material producido por el taller del mismo nombre, durante sus 15 años de vida en la Academia de San Carlos; para realizar su análisis me basare en dos líneas que pueden ser paralelas o convergentes: la primera está compuesta de las guías directrices de la producción del taller, la segunda de las vertientes de trabajo del mismo. Entre las guías directrices encontramos el plano del compromiso social/marxismo y el del homoerotismo/lucha contra el SIDA; es de notar desde ahora que ambos temas son característicos de la época en que fueron desarrollados. Las vertientes de trabajo se inscriben tanto en la producción de obra plástica como en la reflexión escrita.

Probablemente esta última dicotomía resulte una de las verdaderas aportaciones del Taller; en términos generales, la producción artística suele estar desligada de la reflexión crítica de la obra por parte del mismo autor, es como si fuera necesario que dos profesionales distintos abordaran el problema de la obra de arte.

Antes de continuar, ¿qué se puede decir de un colectivo?, que los jóvenes son fuertes en grupo; pero al actuar de esta forma, ¿no atentan contra esa Modernidad que vio nacer al artista como el individuo creador de una obra única?, ¿qué es entonces un colectivo donde ningún individuo pero sí el grupo completo firma los ensayos y las pinturas? Parece ser que las tensiones ontológicas son el motor dialéctico para la creación artística en su caso.

Si vemos al Taller Documentación Visual como un todo, las tradicionales preguntas metafísicas de a dónde venimos y a donde vamos adquieren completa pertinencia, porque en esos 15 años de vida, y a pesar o justo por la cantidad de integrantes que lo conformaron, es como un mosaico compuesto de cuadros dispares, en el que si no se puede ver un profundo desarrollo en la continuidad de las líneas de producción, sí se aprecia la transversalidad por los temas que tratan en conjunto y en la que los integrantes no pueden dejar de imprimir su propia impronta.

× La aparición de la tecnología digital es casi o tan significativa como el surgimiento de la fotografía para el desarrollo de la historia de la pintura, porque nos ofrece nuevas soluciones estéticas, pero también nuevos problemas, y una vez que se han incorporado a esta, ya no se puede volver a crear de la misma forma. No pueden ser los mismos ideales los que motivaron al artista de hace un par siglos que al actual porque simple y sencillamente los sentidos de búsqueda no son los mismos, entonces no se puede volver al pasado con la ingenuidad o ignorancia de lo acontecido en la historia de la pintura, como si las sucesiones de las técnicas de representación, problema fundamental en la historia de la pintura, con las transformaciones que estas implican, nunca hubieran ocurrido.

De alguna forma, después del fin de las vanguardias a mediados del siglo XX, la historia del arte de la pintura se detuvo; comenzaron a producirse imágenes que nada más tenían que aportar a esta historia; seguían dando testimonio de su tiempo, pero esas obras fuera de la historia de la pintura han caído en un caos en la que los valores estéticos ya no son distinguibles. La aparición de la tecnología digital vino, entonces, a darle un soplo de aire extra a la historia de la pintura, porque ha motivado una transformación en los lenguajes, en la forma de construir los discursos, y los problemas intrínsecos a la aparición de cualquier tecnología; y que sea corto o largo ese aliento es algo que con el tiempo descubriremos.

Algunos de los problemas que plantea esta transición tecnológica, curiosamente forman parte de la temática del libro, la cuestión de la pobreza y la desigualdad, ¿quiénes tienen los recursos económicos para subsistir como los indigentes pintados, así cómo quiénes tenían y tienen el acceso a las tecnologías necesarias para producir las imágenes de los mismos indigentes?

× El libro propone un diseño editorial interesante, si no es de tan fácil lectura, si presenta buena composición, aunque también cuenta con cierta dificultad el índice, tanto en su ubicación como su comprensión precisa. Considero erróneo haber dividido el libro dos secciones distintas, la de textos y la de imágenes. Pienso que estas debieron ir intercaladas para un reforzamiento mutuo, lo que haría también menos cansada la consulta del material; lo anterior incluyendo un reajuste en el orden de los temas, por ejemplo en el ensayo de la estética del horror, tanto por su extensión como por la temática podría ir hasta el final, junto a las fotografías del documental de la muerte de SIDA. De la misma forma, habría iniciado la presentación de los materiales con los ensayos sobre la praxis artística, la expresividad en las artes plásticas y el color en el arte, porque estos ofrecen las líneas de interpretación para el resto del material; por un lado la inclusión de Sánchez Vásquez coincide con la directriz del arte de preocupación social, el otro par de ensayos complementan la información para que el lector pueda realizar su propia interpretación de las imágenes.

× Sobre el ensayo de la represión/liberación del arte, se reconocen algunas contradicciones inherentes al arte de carácter social al reforzar los mecanismos inherentes al sistema. Sobre la idea de la represión como herencia del pensamiento contracultural, en particular me parece que no hace sino enredar la discusión al ser un concepto difícilmente aprehensible o comprensible fuera del contexto del psicoanálisis. Me parece más interesante el concepto de contradicción inherente a la búsqueda del artista, que al usar los lenguajes convencionales para expresar sus inquietudes propias debe sintetizar y superar estas contradicciones para desarrollar una obra original y propositiva, y así hacer avanzar a la historia del arte.

La idea de una obra demasiado acabada que hace que el espectador “la trague en lugar de masticarla y digerirla” en contraposición a la intención de que el espectador participe en ella con su interpretación al completar lo que el artista no concluye, me parece interesante y sin duda forma parte del discurso del TDV, como lo demuestran muchas de las obras incluidas.

× En el ensayo Para una estética del horror, la comparación entre las pinturas de Bacon y las caricaturas de Disney me parece un ejercicio audaz, que los dogmas sobre el arte suelen rechazar, uno aporta una visión terrible del mundo, y a la que el espectador agradece no pertenecer, el otro un idealismo perfecto donde las cosas no necesitan cambiar y en el que nada sucede; ambas refuerzan el statu quo.

Sobre las pinturas de Bacon y su valor, debemos recordar a Milan Kundera y su idea de la historia del arte, en la que los conocimientos no desplazan unos a los otros, sino que estos conviven y el valor del arte radica en el descubrimiento de planos nuevos sobre la experiencia humana.

En ese mismo ensayo se reflexiona sobre la interpretación de Goya de sus temas contemporáneos; mediante el miedo, descubre y describe situaciones inherentes y precisas para su época, invariablemente surge una pregunta ¿cómo serían esas imágenes o esa idea para el México actual?

× Del ensayo de la obra de Adolfo Sánchez Vásquez y su praxis del arte, me quedo con la siguiente cita que revela toda la poesía existente y latente en el marxismo: Por ello, la actividad artística tiene algo de aventura: es realizar una posibilidad que sólo después de realizada comprendemos que era una posibilidad realizable (…) se parte de una ley o forma originaria que se transforma a la par que la materia.

× Sobre el grupo de ensayos respecto a la crítica y a los concursos de arte hay muchos puntos sobre los cuales reflexionar: por una parte está lo institucional; ya sea en forma de aparato estatal, fundación privada, galería, pero también en el plano del sujeto, es decir, el crítico y el artista; todos esperan otorgar legitimidad y ser correspondidos de la misma forma, para ello emplean diversos recursos extra-artísticos; entonces, ¿cómo romper con ese modelo que parece homogéneo al resto de las relaciones sociales de este país?

En alguna parte se plantea la idea de que comparar el trabajo de un artista actual con el de un viejo maestro es, más que un verdadero halago, una muestra de la incapacidad del artista para desarrollar una propuesta estética valiosa por estar atrapado en alguna clase de manierismo. Difiero de la idea: si no somos capaces de comparar, entonces cómo seremos capaces de apreciar el valor de una obra. Es importante tener en cuenta que toda obra artística, en este caso la pintura, debe ser vista a la luz de la historia de su propia disciplina; las obras dialogan unas con otras, se hacen paráfrasis y homenajes, la imitación muchas veces conduce a nuevos derroteros por explorar. Encontrar las líneas que unen a distintas obras a lo largo de la historia de la pintura, y con el resto de las disciplinas artísticas en general, es el deber de todo interesado en las cuestiones pictóricas.

Algunas preguntas sobre el mismo tema: ¿en qué convergen y divergen la crítica de arte, la teoría del arte y la historia del arte? Manteniéndonos en el plano esquematizador la respuesta es fácil: la teoría nos dice qué es el arte, la crítica aplica ese conocimiento a las obras actuales y la historia las clasifica y archiva en los anaqueles institucionales. Pero acaso, ¿difieren tanto la crítica de la teoría, qué hacen cuando se acercan de manera simultanea al mismo fenómeno artístico?, y la crítica, ¿debe confinarse a las creaciones contemporáneas o también tiene derecho a volver a cuestionar las obras del pasado que la historia ya ha colocado en el pedestal?, y si esto genera una nueva interpretación sobre la obras, ¿acaso no se genera una historia del arte distinta, donde predominan los valores recién descubiertos, o se incorporan a los tradicionales o convencionales, sino es que los desplazan por completo?

Milan Kundera nos dice que el artista debe estar agradecido con la crítica del arte, porque gracias a ella la obra se vuelve inteligible para el gran auditorio, pero él se refiere no a la crítica que apurada por los imperativos comerciales, publicitarios o editoriales, se dedica a la revisión de las producciones actuales casi de forma exclusiva, y por ello no logra otorgar una profundidad histórica a su trabajo; sino a aquella que sabe mirar varias veces la obra de la que quiere hablar, se toma el tiempo de voltear al pasado y se pregunta sobre como unas obras influyeron en otras hasta llegar a las propuestas actuales.

Lo importante es esto, si una obra de arte desea integrarse a la historia del arte, es porque de alguna manera propone una nueva visión del mundo o nos muestra un nuevo campo del conocimiento, es decir, participa en la sucesión de descubrimientos de los que se integra la historia del arte, que apela a los valores que aspiran a ser objetivos. Como en todas las disciplinas artísticas, el espíritu de la pintura contiene la esencia de la continuidad, cada obra es una respuesta a las obras anteriores, un sí o un no que ilumina nuevos caminos sobre toda la experiencia anterior de la pintura.

× Sobre las Conversaciones en la cafetería el punto realmente interesante surge en la última parte, cuando el problema de la metáfora requiere una explicación sobre la relación autor-publico. Permite al autor sintetizar una abundancia de significados con la menor cantidad de elementos, así el espectador debe hacer un esfuerzo para interpretar el trabajo y completar la obra, a la par que funciona como mecanismo para evitar la censura; y es que al ocultar el objeto revela la sustancia que lo compone. La metáfora es decir una cosa con algo que no es, este pequeño secreto, en apariencia sencillo, requiere de toda la alquimia del artista para llevarla a buen puerto.

× El ensayo de En el homenaje a Tamayo: una relectura me llevó a algunas reflexiones que tangencialmente rozan al texto, pero seguro han de tener algún valor: ¿Cuál es la importancia de los valores positivos modernos para las naciones contemporáneas?, simplificando la pregunta, ¿por qué es importante el arte para un país moderno? Alejémonos de México por un momento y miremos a un referente inobjetable, Francia. ¿Por qué el mundo voltea a ver y se interesa por lo que pasa en ese país? No son los políticos o militares los que generan admiración, incluso entre aquellos que ha hecho sufrir; no es sino por los valores que defiende y enarbola. Admiramos su libertad artística, su espíritu crítico, porque nos muestra algo que podemos ser en nuestra propia forma y con nuestro propio sentido. Y porque si algo habrá de ser rescatado de el fin de la historia de cada país es la historia de su cultura, es decir, de su ciencia, de su filosofía, pero principalmente de su arte.

Entonces, ¿cuáles son esos artistas, obras y valores que fueron y son capaces de crear una estética de lo mexicano con la suficiente fuerza como para hacerlo reconocer como un ser universal, ya que sin él el cuadro del mundo estaría incompleto? Hasta aquí llega esta reflexión sin ofrecer una respuesta simplona.

× El ensayo de El renacimiento de la homosexualidad, ¿está basado en un estudio “serio” ya sea de alguien interno o externo del colectivo? Porque de no ser así pasaron por alto una gran oportunidad; en lugar de hacer un recuento de los cuerpos del delito, debieron hacer una propuesta crítica que sugiriera las posibles existencias de la homosexualidad en la época de Miguel Ángel, desde la franca censura al libertinaje de la burguesía emergente, sin caer en las interpretaciones baratas, pseudo-sicoanalíticas, de su probable homosexualidad, como si eso de alguna forma interviniera o demeritara su calidad artística.

× El ensayo Tu belleza es mi muerte, sin duda es el mejor del libro; en él se plantean de forma clara los nexos entre la condición de la belleza humana y la necesidad de la expresión artística. Preguntas como ¿qué es el arte si no una necesidad insatisfecha de amor?, ¿puede el arte redimirnos de nuestra condición humana?, ¿es equiparable o transferible la belleza humana a la artística y viceversa?, adquieren una respuesta comprensible.

× En del arte gay a la lucha contra el SIDA, me hizo reflexionar sobre cuál sería la principal aportación de un arte gay, pienso que sería que nos demuestra la ambigüedad de la que está compuesta el mundo. Al recrear la sensibilidad gay, este arte nos muestra que existen formas distintas de percibir y expresar la sensualidad y sexualidad humanas fuera de las convenciones tradicionales. Es decir, si la Modernidad, en la tradición occidental, declaró al hombre blanco racional como parámetro de legitimidad, con la Posmodernidad esa figura vino en declive permitiendo que otros modelos de existencia hasta entonces negados o rechazados pudieran salir a la luz. Esa ambigüedad nos dice que se extinguieron las verdades absolutas y que cada quién puede ser dueño de su propia verdad.

En el libro del Zoo humano, Bernard Morris nos dice que al no competir por el mismo objeto sexual, los varones heterosexuales no pueden ejercer frente a los homosexuales el poder de estatus, que les otorga el tener un amplio número de parejas femeninas, que suele exhibir el líder del grupo frente a sus iguales o a sus subordinados, lo que se convierte en un motivo para ser perseguidos o cuando menos despreciados; así terminan coincidiendo las pulsiones tribales primitivas con las interpretaciones conservadoras de la Iglesia.

Es importante el recuento que hace sobre la historia del surgimiento de la conciencia que significa el problema de la enfermedad del SIDA para una sociedad en su conjunto y no sólo para un grupo en específico, en este caso la comunidad gay.

× La carta sobre Siqueiros y sobre el SIDA, más allá del problema de temática sexual que maneja, evidencia algunos de los problemas del arte contemporáneo, desde la apropiación de un objeto artístico para resignificarlo, los problemas del derecho de autor y de quién puede apropiarse de los derechos morales y patrimoniales distintos al autor, y el problema de la reproducción de un contenido en la era de la piratería -si ya en aquellos años se vislumbraba el problema de las copias ilegales, qué se puede decir el día de hoy-.

× La entrevista sobre El santo señor del sidario me parece un ejercicio interesante; al explicar los motivos y el contexto en el que surgió la obra, se hace una reflexión sobre lo que es el arte de contenido social.

× En el grupo de obras en De tu arte a mi arte son abundantes las dudas, ¿por qué son constantes los temas acuáticos y los peces?, ¿son alguna metáfora sobre la sexualidad humana? Me parece interesante que en el momento histórico en que la tecnología digital comenzaba a ser accesible, las técnicas tradicionales intentaran emular los resultados digitales, como es el caso de las líneas que parecen ser pixeles o vectores más que pinceladas.

La pintura El cuate me parece de las más interesantes de todo el libro, es un retrato a la vez que un ejercicio de metapintura. Rozando el surrealismo con el realismo, el retratado se confunde con el resto de los objetos a su alrededor: sus zapatos con el piso de madera, los cuadros de la camisa se mantienen en armonía con la pintura detrás suyo a la izquierda, mientras que el pequeño cuadro del fondo hace la función de aureola, como en la mejor tradición de la pintura cristiana, y su mano derecha se corta e integra de forma natural en la pintura de su frente derecho, y en este cuadro la mano sujeta el seno de una mujer fantástica de sexualidad exuberante.

¿Es acaso necesario explicar el término de metapintura? Pintura de la pintura, es decir, la reflexión de un lenguaje sobre sí mismo y que se vuelca hasta hacerse explicito; en este caso una pintura que trata de otras pinturas y de otras formas de hacer pintura. En este caso parece querer dejar constancia del paso del cuate por el taller en una época determinada, ¿mucha reflexión para un asunto tan trivial? De ser así es un ejemplo más del espíritu del tiempo, donde los eventos más ordinarios son suficientemente importantes para convertirse en el objeto de la actividad artística.

Esta reflexión que tiene como objetivo el lado común y corriente de la vida, ¿está ligada a la corriente del costumbrismo pictórico?, ¿o por el contrario, es más cercana al arte moderno, como al Ulises de James Joyce, en la que consigue realizar una obra magna del material más vulgar -que es un día común de una persona cualquiera- del que se compone la existencia humana?

× De la serie de Necesito dinero… pero mucho dinero los collages a partir de billetes mexicanos me gusta el tratamiento irónico con que maneja a los personajes históricos al reactualizarlos y contextualizarlos en personajes contemporáneos; la función opera a la inversa cuando el indigente es incorporado al billete; así la visión de la economía nacional pasa por la óptica del artista, actividad poco común en los artistas.

Quiero hacer un breve paréntesis obre la pintura Los maderos de San Juan, piden pan y no les dan, piden queso…, que contiene elementos en alto relieve inapreciables en la fotografía del libro, la cual es prueba por un lado de que las obras no es suficiente con mirar sus referencias, es necesario plantarse frente a ellas para hacer la observación más objetiva posible: un mural sólo puede ser percibido en su grandeza y en la cantidad de elementos en el tamaño natural, en las reproducciones se pierde gran cantidad de información que el artista deseaba transmitir.

Sobre la pinturas Guadalupanos, el uso del elemento gráfico del destello de luz, y la luna creciente con el ángel, característicos de la pintura de la Virgen de Guadalupe, ¿no la vuelve una artesanía más que una obra artística? ¿Se vuelve la señora una santa o mártir, porque difícilmente se volvería virgen –detalle de poca importancia-?, y el señor que toca el violín ¿va en actitud de festejo o manda? ¿Acaso no destrivializa el problema que quiere hacer notar?

Y sobre la señora que carga en a sus hijos Nos dieron la tierra con el estampado de la Virgen a la usanza de Juan Diego, y en sus variante con esos pegotes de Bancomer, el Palacio de Bellas Artes, una calavera de Posada, la parte de one dollar de un billete norteamericano, o los escudos de los partidos políticos, entre otros elementos variados, qué pasa con el arte social: ¿quién compra las imágenes de los revolucionarios, los niños de la calle pintados de payasitos y las imágenes de la pobreza? Si el artista se vuelve famoso, ¿en la obra no pasa importar más el valor de cambio que el de uso, y no contribuye así a la perpetuación de las cosas?

× En ¡¡¡Pégale hasta que sea culpable!!! las imágenes me parecen más congruentes entre sí mismas, sin tantos saltos de estilo, pero con una temática definida que permite la exploración técnica en el mismo sentido.

× En el grupo de …A imagen y semejanza, se ve claramente la complementación temática bajo las que opera el TDV, y la exploración de la problemática homosexual pasa al primer plano. La pintura de El chaqueto parece que al fin revela el secreto de los peces y de lo acuático que se había señalado más arriba: mientras un hombre se mantiene recostado el fondo se divide en tres, del hombro hacia el resto de la cabeza un par de peces nadan en un ambiente húmedo, para acentuar lo fantástico de la experiencia un pez rebasa el marco del cuadro y se coloca en primer plano; a su vez la pierna izquierda, flexionada hacia arriba, descansa sobre una superficie acuática mientras las olas golpean su talón. En la parte media del fondo, sobre el torso del hombre, está representada una ciudad deformada lineal y cromáticamente desde una perspectiva aérea. La humedad, la sensualidad y la profundidad de los motivos acuáticos adquieren sentido al ser comprendidas como metáforas de la sexualidad humana.

Otra imagen que me parece interesante es La Manuela, reinterpretación de un fotograma de la película El lugar sin límites, en la que se explora y cuestiona la sexualidad negada de la condición masculina tradicional mexicana. El despliegue de toda la parafernalia kitch -es decir, por puro efectismo-, se complementa con el reconocimiento del personaje travesti; probablemente esto último condiciona a la obra, ya que la interpretación requiere que se vea la película de Ripstein, aunque de cualquier forma el problema ya queda planteado, ¿es inseparable la sexualidad de la ambigüedad? No tengo repuesta para ello.

× En la serie de los Cristos del grupo El hombre es una pasión inútil considero que la más obra más interesante es la de ¡¡¡Jesús!!!, al colocar a un Jesús realista y desnudo en una ciudad contemporánea –Londres, supongo- mientras es cubierto en sus genitales por un policía para evitar que continúe afectando a la moral pública. El sentido del humor se refuerza con el nombre, invocación tradicional en caso de encontrarse ante algún infortunio o cosa desagradable de forma inesperada. ¿Qué podemos decir de esta pintura?, que las instituciones modernas, impregnadas de la tradición cristiana –alguien parecido al Papa se acerca desde el tercer plano con un abrigo blanco para cubrir a Jesús-, consideran al mensaje cristiano “puro” –por algo Jesús viene desnudo- como subversivo para el statu quo. Ni siquiera el brillo divino que rodea su cabeza es suficiente para persuadir a los policías que tiran de él hacia adelante.

En cambio la obra de ¿Me lavo las manos?, me parece la más fallida del grupo. Un Jesús crucificado está colocado sobre un lavabo mientras un hombre reflexiona mientras mantiene una mano dentro del lavabo, y a la derecha hay un hombre –supongo que Pedro- que sostiene a un gallo por las alas con la mano derecha, un pequeño lavabo con la izquierda y con un pequeño cuchillo junto a sus pies. Las distintas técnicas con que fue realizado cada personaje son resaltadas al yuxtaponerlos. Pero, ¿cuál es la intención de esto? Este Jesús acompañado por los dos ladrones recuerda a algún pantocrátor, mientras es lacerado por ambos costados por lo que parecen ser un par de grupos de hombres -el grupo de la izquierda es cubierto por el hombre que medita, y la lanza parece que sale de él mismo- resueltos con una técnica que me parece cercana al Renacimiento, pero lo importante de esto es que son enmarcados por un cuadro que se termina fundiendo con el piso y el muro que lo sostiene; el lavabo y ambos hombres están representados bajo técnicas vanguardistas.

¿El hombre moderno aun se cuestiona sobre el sacrificio de la tradición? Si Pedro mata al gallo, ¿no habrá desaparecido el cuerpo del delito que habría de delatarlo? ¿Acaso el hombre no desea vivir sin culpas pero es incapaz de ello, y por ello le teme a la libertad? Aunque de distinta forma ambos hombres se encuentran sentados, Pedro en el suelo y el hombre que reflexiona sobre una silla, también porta un reloj en el brazo que le sostiene la cabeza, ¿es porque tiene tiempo suficiente para resolver sus dudas?, ¿o es por todo lo contrario y la prisa acentúa su indecisión? El manejo de la ambigüedad me resulta poco lograda, y si hay algo que desprecio de la tradición judeocristiana es el concepto de la culpa: desde Adán todos los hombres nacen marcados por el pecado; pocas cosas hay con las que podría estar más en desacuerdo. El hombre debe transformar el sentido de culpa por el de responsabilidad, es la única forma de avanzar hacia la libertad. Estas reflexiones puede que sean valiosas por sí mismas, aunque al esta inscrito en un contexto, la obra tiene un sentido que no corresponde con el resto de las obras; tal vez en un contexto diferente se podría realizar una interpretación más precisa.

Respecto a la pintura de El santo señor del sidario me parece que es valiosa la intención de asumir la iconografía cristiana de occidente, para retomar el mensaje de Jesús directamente, sin pasar por la versión tradicional de la Iglesia, y proponer una relectura del mensaje cristiano, sin caer en la culpabilización o el dogmatismo. El hecho de que los retratados sean grotescos viene a reforzar el carácter de sufrimiento, así se apela a la compasión que pregonan los evangelios. La pintura nos conduce al terreno de la ambigüedad: confronta al bello ángel andrógino y al hermafrodita grotesco, al Jesús lacerado en su parte superior como bello en sus pies, el felino devorando al reptil y el mono montando al cisne; y una vez más vuelve una pregunta similar, ¿es el hombre, y cualquiera de sus aspectos, indisociable de lo ambiguo?

Pero el verdadero reto estético radica en el hecho de incorporar una segunda visión teológica, en este caso de la tradición grecolatina, para relativizar la visión centralista que ejerce la Iglesia católica como la portadora directa de la palabra de Dios, y así nos enseña la importancia de la relatividad cultural e histórica en la apreciación de los fenómenos sociales.

× Finalmente en La muerte está tan segura de su triunfo que nos da toda la vida de ventaja las imágenes que la conforman coinciden los planteamientos originales del libro, las cuestiones sociales y la temática homosexual en el problema del SIDA más allá del marxismo, aunque con cierta conciencia de clase. La mayoría de las imágenes tratan de campañas de concientización social, lo que para la época fue una situación importante, un cambio en el paradigma de la sexualidad en el aspecto cultual, social y educativo: ya no se podía dejar el tema de lado, ignorándolo, fue necesario superar el puritanismo y los valores tradicionales para llegar a un conocimiento más objetivo de la realidad. Justo durante mi infancia el SIDA cobró la forma de un gran problema, así que recuerdo como parte de mi formación esta clase de aproximaciones a los problemas de la sexualidad humana, cosa que ya distingue a mi generación y a las sucedáneas de las que nos precedieron.

Considero que la serie Rompe cabe ¡zas! -que no se constriñe a este, sino que se manifiesta a lo largo de los distintos capítulos- contiene algunas de las obras mejor logradas de todo el libro, con su propuesta estética de unificar distintas imágenes en el mismo, a falta de una palabra mejor utilizaré la de cuadro, y reorientar los significados originales. Las cargas de erotismo y sexualidad, que también comparte con Msuerte, con que han sido elaboradas las imágenes, se confrontan con la oscuridad y la muerte que las mismas contienen. Se vuelve tarea del espectador definir el sentido de la obra, y decidir si decide apropiarse de la imagen o rechazarla tajantemente, sin embargo el daño ya ha sido causado; al no dejar margen para la indiferencia la obra consigue llegar a su propósito, marcar al voyeur que mira a distancia, el que a causa de los estigmas sociales y el del qué dirán, en público se aleja de cualquier manifestación de este tipo, mas en la intimidad de su casa dejan libre el deseo reprimido. Sin embargo por el tratamiento técnico, al repetir mecánicamente los mosaicos de los que se compone cada cuadro, pueden caer en la monotonía, por suerte, la fuerza de las imágenes es suficiente para que no ocurra.

La serie de En fer me dá contiene las imágenes más valiosas del libro; al saber desde el inicio las condiciones del retratado, estas no pueden ser vistas sin el lente de la nostalgia, pero al ser tan descriptivas de la situación del enfermo, uno no puede evitar ser desbordado por el dolor y la compasión. Son fotos que manifiestan una belleza en la capacidad que tienen de contener lo terrible. El poder del arte consiste en que es capaz de transubstanciar el horror en sabiduría existencial: he ahí la grandeza a la que debemos apelar y que no hay que dejar de lado por demasiado tiempo. Cuando el arte escatológico y nihilista asalta el trono, y lo permitimos y aceptamos, seguro es porque hay algo dañado y podrido también dentro de nosotros.

× Finalmente quiero concluir con una serie de preguntas, tal vez las más difíciles de plantear: de todo el material que contiene el libro Taller Documentación Visual, ¿qué habremos de seleccionar para que sobreviva y se incorpore a la historia del arte? Porque la historia del arte, y de cualquiera de sus disciplinas, no puede estar compuesta más que de los triunfos, los grandes momentos de la creación artística, en los que se explora y explican los elementos que constituyen la condición humana; lo contrario es la memoria de archivero, donde todo se organiza según la letra de su nombre y la ausencia de valores objetivos juzga a toda obra bajo el mismo rasero.

¿O por sí mismo el libro puede considerarse una obra en sí? ¿Hay integridad o coherencia en las partes que lo componen, los ensayos y las selecciones fotográficas? Sí, existe una agrupación de ensayos como de fotografías, que sugieren una narración temática, aunque con cierto nivel de fracaso, al haber dividido de forma tajante unos de otros, sobre todo cuando esta mejoraría si se modifica la arquitectura compositiva e intercalan los contenidos, y así ofrecer una lectura más cómoda del libro. También existe una propuesta de diseño editorial, que si no llega a ser completamente fallida, es poco es totalmente lograda, lo cual no es un acierto menor, porque nos muestra una línea de exploración que puede ser usada en trabajos subsecuentes. Una constante más: cierta ironía recorre los ensayos y las pinturas, lo que no parece accidental sino bastante premeditado, ¿es la firma de la casa o el sello de la época?

Entonces, ¿cuál es su aportación principal? Pienso que en mostrarnos una imagen de nosotros mismos de una época en específico. Un nosotros que puede ser los universitarios o los mexicanos en general, un espejo que también es cristal transparente, los universitarios como comunidad particular pero reflejo fidedigno de la sociedad que los envuelve, con preocupaciones locales que también son globales, ¿qué es si no el SIDA o la transición de la tecnología industrial a la digital dos condiciones que definen las últimas décadas del siglo XX en todo el mundo? Así, el libro Taller Documentación Visual probablemente no llegue al nivel de obra de arte, pero logra situarse como un vínculo eficiente entre la teoría, la crítica y la historia del arte, lo que si se piensa fríamente, tampoco es poca cosa por cierto.