¿Qué es una metodología?, la respuesta es tan simple como vaga, una forma de hacer las cosas, pero para que esa forma de hacer las cosas tenga alguna utilidad más allá del resultado inmediato, requiere ser entendida como un proceso sistematizable compuesto de una serie de pasos definidos y ordenados, para poder ser aplicado con mayor eficiencia en el mismo proceso y en otros similares.
En el caso de la metodología de investigación, que requiere por su propia naturaleza de resultados confiables y verificables en y de la realidad, esta ha recurrido al método científico como herramienta de validación del conocimiento. El método científico puede ocuparse tanto en las ciencias naturales y exactas –física, química, biología, matemáticas- como en las ciencias sociales y las humanidades; por las características intrínsecas de los distintos objetos de estudio es que tanto la forma de plantearse el problema, la investigación misma, y los tipos de resultados obtenidos en la investigación estos habrán de ser acordes a cada clasificación.
Por fortuna hemos dado pasos desde la época del positivismo y sabemos que el conocimiento no se reduce a clasificaciones y categorías ordenadas, es por ello que las investigaciones contemporáneas suelen usar enfoques multidisciplinarios, que permiten un mayor conocimiento del contexto, y que suelen arrojar resultados más completos y con interés para distintas actividades, y no sólo para el grupo particular al que se dirige.
Sin embargo, este método de investigación ha de cumplir con ciertas condiciones sin distinguir entre la clasificación que se quiera aplicar; este se compone desde el planteamiento del problema y la búsqueda de referencias e investigaciones previas del tema, el determinar objetivos definidos a los cuales llegar y una posible respuesta para el problema; la investigación debe concordar con ciertos lineamientos entre los que se incluyen los objetivos, el marco teórico, los antecedentes en la investigación y las fuentes de referencia. Sin esta información es difícil que pueda realizarse una investigación seria o de algún valor objetivo.
Sobre la investigación se debe mencionar que es un proceso de creatividad reflexivo, ya que también los hechos hacen que se desechen y se reformulen nuevamente teorías existentes; así la ciencia se ve inmersa en un proceso en el que se van reduciendo las posibilidades de lo verificable, en vez de determinar con precisión una certidumbre, con lo que se aclara que la misión de la ciencia es demostrar, que dadas determinadas condiciones, deberán producirse, inevitablemente, ciertos acontecimientos.
Tomando en cuenta que los límites y objetivos están condicionados por el tipo de investigación y experimentación, entonces, ¿en qué radica la diferencia, qué le aporta el arte, y la experimentación, como resultados a la investigación?
Justo esa es una de las condiciones: la investigación artística puede responder, con temática u objetivo de estudio, entre otros, a la experimentación visual en todos sus sentidos, ya sea cromática, matérica, simbólica, lingüística, etc., como motivos de investigación en la búsqueda de posibilidades de expresión y reflexión, sobre la condición humana o en el enriquecimiento de las posibilidades de las distintas disciplinas artísticas.
Dicho lo anterior no es entonces difícil entender al taller o estudio del artista como un laboratorio de experimentación, en el que puede surgir un método propio, adecuado a la búsqueda personal que intenta responder las inquietudes expresivas y a las investigaciones que la misma práctica requiera.
Galindo Cáceres, Luís Jesús: Tecnicas de investigacion en sociedad, cultura y comunicación.
México, Ed. Adisson Wesley Longman, 1998
Goode, William: Métodos de Investigación social.
México, Trillas, 2004
